Meditaciones y oraciones para los hombres y las mujeres que están en la cárcel.
Haciendo su tiempo: Meditaciones y oraciones para los hombres y las mujeres que están en la cárcel es un libro escrito por James C. Vogelzang, fundador de su tiempo ministerio de prisiones. Después de leer la autobiografía Chuck Colson, nacido de nuevo, James sentía llamado a ir a la cárcel y compartir el amor de Jesús en la forma de un devocional. Durante el período 1999-2008, investigó vida en la cárcel, y a través de esta experiencia, y co-autor/editor, Lynn Vanderzalm, escribió, de su tiempo. Aquí se muestra un ejemplo de devoción del libro.
DIOS TE AMA
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)
Muchos creemos que por lo que hemos hecho, Dios jamás nos puede amar. El Diablo susurra: "Dios jamás podría amar a un violador de niños, a una jinetera o a un matraca." Como siempre, ¡el Diablo está equivocado!
Una de las cosas impresionantes acerca del amor de Dios es que Él nos ama a pesar de quienes somos, no porque somos alguien. Esa es una gracia radical. Todos pasamos demasiados años tratando de ser alguien que merecía el amor de otros. Hemos tratado de merecer el amor de nuestros padres, de las personas con quienes nos acostamos, con nuestros alcahuetes, nuestros narcos y nuestros jefes. Sudamos la gota gorda para ser ricos, pípiris nais, cueros o tenaces para merecer su atención y cariño.
El amor de Dios obra de otra manera. Él envió a su propio Hijo para que muriera mientras todavía éramos pecadores. Aun mientras taloneábamos, transábamos mota o robábamos licorerías, Dios nos amaba. No nos dice: "Arréglate, componte y entonces te veré." No, Él nos ama, tal como somos —punto y aparte.
Otra cosa asombrosa acerca del amor de Dios es que es extravagante; se pasa de la raya. Dios no es codo con su amor. Demuestra su amor en enviar a su propio Hijo —no a cualquier plebeyo de bajo nivel— a morir por nosotros. Mandó a su propio Hijo —su único Hijo— a morir por nosotros. La mayoría de nosotros no ha experimentado ese tipo de amor incondicional.
Ese amor incondicional cambia vidas. Ofrece perdón y nos da valor, esperanza y paz. Cuando parece estar oscuro en el tanque de la cárcel, oímos su voz, llamando nuestro nombre, diciendo: "Te amo tal como estás. Ven a mí. Acepta mi amor. Mi Hijo ya cubrió tu pecado." ¿Quién no querría decirle sí a ese tipo de amor?
Personalizándolo: ¿Puedes dejar de pensar en ti mismo y tu crimen lo suficiente para aceptar el amor incondicional que Dios tiene para ti?
Oración: Señor, gracias por amarme aun cuando soy pecador. Amén.
Leer Efesios 3:17-19 para aprender de lo profundo que es el amor de Dios para ti
De forma gratuita, copias individuales o libre, caso lotes (para los capellanes penitenciarios o ministerios) Contacto: DHT, P.O. Box 91509, Santa Barbara, CA 93190 o jim@doinghistime.org.
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HACIENDO SU TIEMPO